CRONICA DEL MINI-EVENTO DENOMINADO “SAN ENRIQUE y SANTA MARTA”

Inasequible al desaliento y siguiendo una inveterada costumbre, al sábado 17 de julio ha tenido lugar en la finca que la prima Susana Cerezuela Viseras posee en una lujosa urbanización de Molina de Segura (Región de Murcia), la celebración anual de la fiesta de San Enrique y santa Marta , en honor de su hijo mayor y su hija.

Asistieron, por parte de los mayores: titos Rodrigo y Amelia, titos Adolfo e Isabel, tita Alicia y titos Virginia y José María; primas: María Virginia, Amelia y Miguel, María Beatriz, María Alicia y Chema López; mini-primos: Alicia y Beatriz, Amelia y María, Helena, Carla; otros amigos de la casa, entre los que destacamos a Irene; y los anfitriones Enrique, Marta y la súper Susana que, con la inestimable colaboración de la amiga Consuelo, ha sido la guionista y directora del mini-evento.

Con cierto retraso, achacable más que nada a algún peinado rebelde o a algún recorrido turístico por las “salidas” de la autovía, amenizado por sesudas y atinadas conversaciones intergeneracionales del tipo “tías-sobrinas” y por la alegría contagiosa de los miniprimos en su disfrute de la piscina familiar, la larga mesa comunal fue poblándose de variados y golosos platos, con empanadillas, tortas de fritá, pizzas, quirzes, tres clases de tartas (manufactura personal de doña Susana), chips, olivas, quesos, galle-titas [¡mira por dónde! otro palabro para añadir a los ya célebres ciber-titos y cate-titos], etc. etc. y todo ello sólo para hacer tiempo a la esperada irrupción de las imprescindibles y riquísimas morcillas, salchichas y longanizas murcianas hábilmente parrilleadas por el maestro Miguel.

Y, naturalmente, todo bien regado con toda clase de bebidas, refrescos, cervezas, “lambruscos” y dos magníficos ejemplares que por allí aparecieron de un “Bullas” y un “Jumilla” que poco tardaron en desaparecer.

Entre risas, chanzas, recuerdos románticos de los más mayores y el “Bolero a Murcia” con el que se atrevieron dos esforzados barítonos, terminó la estupenda fiesta a no sé qué hora de la madrugada.

José María López, enviado especial del “Cerezuela Press”